Por eso, durante estos días he estado pensando en muchas cosas que de cierta forma me preocupan, no suelo preocuparme demasiado por las cosas, en realidad prefiero tomarme las cosas con calma, pero siempre llego a un punto en que se me comienza a juntar todo y mi estrés llega a un punto en que quiero olvidarme de todo. Por eso el otro día comencé a caminar sin rumbo... estuve sentada durante largos minutos cerca de donde yo vivo mientras escuchaba música y me perdía en mis pensamientos, realmente no tenía ganas de volver a mi casa ese día, y admito que al final terminé pensando el ochenta por ciento de esa tarde en "eso"...
Si bien, admito que no me aclaré mucho en cuanto al principal tema que ocupa mi cabeza, me di cuenta que le estoy tomando demasiada importancia y que me estoy desconcentrando... me di cuenta que estoy descuidando cosas que realmente deberían ser mi prioridad en este minuto y pensando en tonteras que no valen la pena siquiera un segundo de mi tiempo, lo peor es que estoy totalmente consciente de ello, pero aún así le prestó demasiado atención.
Por eso es que a veces odio mi forma de ser, porque odio que se tan fácil leer lo que pienso, porque no me gusta ser tan obvia cuando algo me hace feliz, cuando algo me pone nerviosa o cuando algo me hace daño. Porque gracias a eso le doy el poder a otros de herirme, y aunque sé que no vale la pena esa gente, aún así le doy importancia.
Y aún así, no sé que hacer, porque al final no sé que quiere y no sé que es lo que yo quiero, no sé si el está consciente de lo que está jugando, y tampoco sé si realmente piensa que soy tan ingenua... sé más cosas de las que yo creo que él está consciente que yo sé y de todas maneras no sé bien si no caeré, porque a pesar de lo que para mí es correcto y lo bueno para mí, siempre va a estar en discusión lo que yo "quiero" con lo que yo "debo" hacer"